Si dijéramos que el sol cae sin ganas en el cielo cuando el cielo está escapando y la soledad es más sola en la cama, y la luna es una lágrima sin llanto; te diría que estás muerta mi amor, por eso te estoy amando. Si dijéramos que nunca hubo tan bella una noche como esta, tuya y mía, si dijéramos que bajo las estrellas tu mirada y mi mirada están perdidas; te diría que estoy muerto mi amor, eso es lo que te diría.

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A veces me demoro mucho más de la cuenta, abanicando el cuello roto de la soledad. Sería mucho más sencillo, si las sombras que dejaste mi amor, no dispararan besos calibre 22. Pero, quién me va a llevar a mi cama, dónde queda mi almohada; hoy que tus labios, bonito, me tienen a pan y agua. Somos tiburones ciegos, perdimos mucha sangre en el mar  nadando contra el viento de la fatalidad. Mis doctores recetan sobredosis de olvido, y unas vacaciones pagas en aquel hospital de los muñecos malheridos que no pueden ni comer ni dormir, pinochos que perdimos la risa y la nariz…  

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