Que quizás fue la noche la que te traicionó ,
o el perfume de mi piel lo que te cautivó,
que ya no tienes excusas para tu traición, que tuviste mil motivos, que entre en razón; que quizás te hablo al oído como ya ella no, o en mi arde el fuego de la pasión, ya no le mientas mas y admite tu error y si es por mí no pidas perdón; digo, queda de ti el que la perdones, el que la olvides o la abandones, porque con llorar no se compone entonces a mi dame otra noche…
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